¿Cómo se transforma un actor en leyenda? Esa fue la pregunta que Hollywood se hizo cuando decidió llevar la vida de Muhammad Ali a la gran pantalla. La respuesta: con mucho sudor, respeto por la historia y un protagonista dispuesto a darlo todo. La película Ali (2001), dirigida por Michael Mann y protagonizada por Will Smith, es mucho más que una biografía deportiva: es un retrato humano del hombre que cambió el boxeo... y el mundo.
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¿De qué trata la película Ali?
Ali sigue los momentos más intensos de la vida de Muhammad Ali entre 1964 y 1974. Desde su victoria sobre Sonny Liston que lo convirtió en campeón del mundo, hasta la legendaria pelea contra George Foreman en Zaire conocida como "The Rumble in the Jungle". Pero más allá del ring, la película también muestra su conversión al islam, su rechazo al servicio militar durante la guerra de Vietnam, su lucha contra el racismo y su impacto cultural y político en Estados Unidos.
Will Smith: de actor a leyenda del ring
Uno de los aspectos más destacados de la película es la transformación física y emocional de Will Smith. Para interpretar a Ali, el actor se entrenó durante más de un año. Ganó cerca de 15 kilogramos de músculo, modificó por completo su dieta y entrenó con leyendas del boxeo como Sugar Ray Leonard. No fue solo una actuación: fue una inmersión total en la piel del campeón.
Smith también pasó horas junto a Muhammad Ali, quien le enseñó sus gestos, su forma de hablar y, sobre todo, su espíritu. El compromiso fue tal, que el propio Ali declaró: “Will no me imitó. Me encarnó.”
Entrenamiento de élite para una película de élite
Para lograr escenas de boxeo creíbles, no bastaba con un buen montaje. Smith y el resto del elenco entrenaron con boxeadores profesionales reales, lo que se traduce en combates que se sienten auténticos, con la intensidad y precisión del boxeo real. Cada movimiento, cada golpe y cada esquiva fue cuidadosamente coreografiada con la asesoría de expertos del deporte.
Incluso algunas de las escenas fueron grabadas en locaciones icónicas como el Madison Square Garden, donde Ali luchó en la vida real. En uno de los días de rodaje, Muhammad Ali hizo una aparición sorpresa en el set, dejando sin palabras al equipo y al propio Will Smith.
Reconocimiento crítico y legado cultural
Aunque la película recibió críticas mixtas por su ritmo y estilo narrativo, la actuación de Will Smith fue universalmente aplaudida, llevándolo a ser nominado al Premio Oscar como Mejor Actor. Además, Jon Voight también fue nominado como Mejor Actor de Reparto por su papel como el comentarista Howard Cosell, y la película recibió una tercera nominación por Mejor Canción Original.
La interpretación de Smith no solo fue reconocida por la Academia. La familia de Muhammad Ali expresó públicamente su apoyo y gratitud, afirmando que la película capturó con precisión la esencia del boxeador, tanto dentro como fuera del ring.
Banda sonora que respira los años 60 y 70
Uno de los elementos que más contribuye a la ambientación de Ali es su banda sonora cargada de soul, jazz y funk. Artistas como Sam Cooke, James Brown y Aretha Franklin dan vida a la época turbulenta y vibrante en la que Ali vivió. Cada canción conecta emocionalmente con las escenas, y refuerza la dimensión política y social del relato.
Ali como retrato de un símbolo de resistencia
Muhammad Ali no fue solo un boxeador. Fue un ícono cultural, un hombre que desafió al sistema, defendió sus principios y transformó la manera en que el deporte interactuaba con la política y los derechos humanos. La película no evita estos temas: los abraza y los convierte en el corazón del guion.
Desde su negativa a participar en la guerra de Vietnam —lo que le costó el retiro de sus títulos y una suspensión de tres años— hasta su regreso triunfal en Zaire, Ali retrata a un hombre en conflicto con el mundo, pero en paz consigo mismo.
¿Por qué ver Ali hoy?
Porque es mucho más que una película sobre boxeo. Es una lección de vida, coraje y coherencia. Es la historia de alguien que se atrevió a ser diferente cuando lo fácil era obedecer. Y porque Will Smith logra algo excepcional: no solo nos muestra al boxeador, sino también al hombre detrás del mito.
Si aún no la has visto, te estás perdiendo uno de los retratos más potentes y humanos del deporte en la historia del cine.
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