sábado, 28 de junio de 2025

Terry Fox: el héroe que corrió con una sola pierna y conmovió al mundo

 ¿Qué lleva a un joven de 21 años a correr una maratón diaria durante meses, con una pierna ortopédica, desafiando el dolor, el clima y el cáncer? La respuesta tiene nombre y apellido: Terry Fox. Su historia es más que una hazaña deportiva. Es un símbolo de esperanza, humanidad y coraje. Y un día como hoy, el 28 de junio, el mundo lo recuerda con orgullo y emoción.

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Terry Fox

El inicio de una historia que inspiraría al planeta

Terry Fox nació en Winnipeg, Canadá, en 1958. Como cualquier joven canadiense, amaba el deporte: jugaba al baloncesto, corría, vivía con intensidad cada entrenamiento. Pero todo cambió cuando, a los 18 años, le diagnosticaron osteosarcoma, un tipo de cáncer óseo agresivo. La única opción: amputarle la pierna derecha por encima de la rodilla.

Para muchos, esto habría significado el fin de los sueños deportivos. Para Terry, fue el comienzo de uno mucho más grande.

La chispa que encendió la Maratón de la Esperanza

Durante su tratamiento en el hospital, rodeado de pacientes, muchos de ellos niños, Terry presenció una realidad devastadora: el dolor físico era inmenso, pero la falta de recursos para la investigación del cáncer era aún más desalentadora.

Allí, nació una idea imposible: correr a lo largo de Canadá para recaudar fondos y concientizar sobre el cáncer. Su objetivo era reunir un dólar por cada canadiense. En ese momento, Canadá tenía alrededor de 24 millones de habitantes. Pocos creyeron que fuera posible. Pero Terry nunca fue como los demás.

1980: una maratón por la vida

El 12 de abril de 1980, en St. John's, Terranova, Terry sumergió su pierna ortopédica en el océano Atlántico. Así comenzó la "Maratón de la Esperanza", una travesía de más de 8.000 kilómetros con destino final en Vancouver, en la costa del Pacífico.

Terry corría un promedio de 42 kilómetros por día, lo equivalente a una maratón diaria. Su manera de correr, con un ritmo desigual producto de la prótesis, llamó la atención de los medios. Al principio, lo ignoraban. Luego, se volvió una figura nacional.

Su perseverancia y humildad tocaban una fibra sensible. No pedía fama. Solo pedía ayuda para combatir el cáncer.

Dolor, cansancio y un país unido

Cada paso de Terry estaba marcado por el dolor. El roce constante con la prótesis le generaba llagas. Las condiciones del clima canadiense eran extremas. En muchos pueblos, al inicio, fue recibido con indiferencia. Pero su mensaje, su voluntad, su ejemplo, comenzaron a generar un efecto dominó.

Poco a poco, los medios comenzaron a seguirlo. Las donaciones aumentaban. Las comunidades salían a las rutas a animarlo. Terry estaba cambiando el país.

Durante 143 días consecutivos, Terry corrió un total de 5.373 kilómetros a través de seis provincias. No era un atleta profesional. Era un joven común con una meta extraordinaria.

El final inesperado del viaje

El 1 de septiembre de 1980, cerca de la ciudad de Thunder Bay, Ontario, Terry sintió un dolor intenso en el pecho. Fue hospitalizado. La noticia fue devastadora: el cáncer había regresado, esta vez a sus pulmones. La Maratón de la Esperanza debía terminar… al menos en lo físico.

La reacción fue inmediata. El país entero se movilizó. Las donaciones se dispararon. En vida, Terry vio cómo su sueño se cumplía: se recaudaron más de 24 millones de dólares para la investigación del cáncer.

El legado inmortal de un héroe

Terry Fox murió el 28 de junio de 1981, a los 22 años. Pero su historia no terminó ahí. En realidad, recién comenzaba.

Cada año, en su honor, se celebra la Terry Fox Run, una de las mayores carreras benéficas del mundo sin fines de lucro. Más de 60 países participan en esta jornada, donde millones de personas caminan, trotan o corren por una causa: continuar la lucha contra el cáncer.

Hasta hoy, la Fundación Terry Fox ha recaudado más de 850 millones de dólares para la investigación oncológica. Y lo más importante: ha inspirado a generaciones enteras a creer que los límites están para romperse.

¿Por qué Terry Fox sigue siendo relevante?

Porque en un mundo donde el éxito se mide muchas veces en fama, Terry mostró que la verdadera grandeza está en el propósito. Porque, aunque tenía solo una pierna, corrió más lejos que muchos con las dos. Y porque su historia recuerda que todos podemos hacer algo por los demás.

Terry no era perfecto. Era humano. Y es justamente esa humanidad la que conecta con millones. No fue un mártir. Fue un joven que eligió pelear, que no se rindió, que usó el deporte como plataforma para transformar realidades.

El deporte como herramienta de cambio social

La historia de Terry Fox es también una lección sobre el poder del deporte. No como espectáculo, sino como puente. Como lenguaje universal. Como canal de valores. Cuando el deporte se aleja del ego y se pone al servicio de causas nobles, suceden milagros.

Correr, en el caso de Terry, no fue solo una actividad física. Fue una declaración de intenciones. Una forma de decir: “Estoy aquí. Quiero cambiar el mundo. Acompáñenme.”

¿Cómo podemos seguir su ejemplo?

No necesitas correr 8.000 kilómetros ni tener una fundación para seguir el legado de Terry Fox. Basta con mirar a tu alrededor y preguntarte: ¿cómo puedo ayudar?

  • Puedes participar en alguna carrera solidaria.
  • Donar a causas de investigación médica.
  • Contar la historia de Terry para que otros se inspiren.
  • O simplemente, no rendirte ante la adversidad, como él lo hizo.

Conclusión: recordar es continuar

Hoy, 28 de junio, honramos a Terry Fox no solo por lo que hizo, sino por lo que nos enseñó. Que el coraje es más fuerte que el miedo. Que el dolor puede convertirse en motor. Que un solo paso puede iniciar una revolución.

Su Maratón de la Esperanza no se detuvo en Thunder Bay. Continúa cada vez que alguien decide actuar, ayudar o soñar en grande.

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