El mundo del atletismo volvió a encender el debate sobre las normas del equipamiento deportivo tras un curioso y polémico episodio ocurrido en el Maratón de Kuala Lumpur. El protagonista fue Paul Katisha Matheka, un atleta keniano de 32 años, que cruzó la meta en séptimo lugar… pero terminó descalificado. El motivo no tuvo que ver con dopaje, ni con comportamiento antideportivo, sino con algo tan inesperado como sus zapatillas.
El motivo de la descalificación
Matheka corrió con un par de zapatillas JET, fabricadas por la marca malaya Voltra. Sin embargo, este modelo no figura en la lista oficial de calzado aprobado por World Athletics, el organismo internacional que regula las competiciones de atletismo.
Las reglas son claras: para garantizar igualdad entre competidores, solo pueden usarse modelos de calzado registrados y aprobados previamente por la federación. Aunque las innovaciones tecnológicas en las zapatillas son cada vez más sofisticadas —con placas de carbono, espumas ultraligeras y diseños que mejoran la eficiencia—, todas deben pasar por un proceso de homologación oficial antes de poder usarse en competencias avaladas.
En el caso de Matheka, ni él ni la marca sabían que esto aplicaba estrictamente incluso para un maratón urbano con reconocimiento internacional. Por ello, pese a haber completado los 42 kilómetros con un excelente rendimiento, los jueces decidieron anular su clasificación final.
El modelo JET: tecnología y ligereza
El modelo Voltra JET, lanzado durante el verano, ha llamado la atención en Asia por su ligereza y diseño avanzado.
Pesa apenas 209 gramos, cuenta con una caída de 10 mm y una media suela de Pebax, un material flexible y resistente usado por grandes marcas internacionales. Además, incorpora una placa de fibra de carbono para maximizar la propulsión y una suela de CPU (un polímero de alto rendimiento).
Es decir, tiene todos los ingredientes de una zapatilla de élite, comparable a modelos de Nike, Adidas o Asics. Sin embargo, aún no fue registrada oficialmente ante la World Athletics, lo que llevó a la descalificación del atleta keniano.
La respuesta de la marca Voltra
Lejos de evadir responsabilidades, la empresa Voltra publicó un comunicado en redes sociales asumiendo el error y mostrando empatía hacia el corredor:
“Paul vino a nuestro espacio en la prueba de expo. Él creyó en nuestros zapatos y preguntó si podía correrlos. Dijimos que sí, sin saber que teníamos que tener un registro oficial para ser utilizado en los juicios. Fue un error honesto de ambas partes.”
Además, la marca anunció un gesto que fue muy aplaudido en redes:
“Vamos a compensar a Paul con 1.000 dólares, el equivalente al premio en dinero que perdió debido a la degradación.”
El mensaje se viralizó rápidamente entre corredores y aficionados, destacando la ética deportiva de la compañía. Muchos usuarios señalaron que la actitud de Voltra fue ejemplar, ya que defendió el esfuerzo del atleta más allá del tecnicismo reglamentario.
El dilema del calzado en el atletismo moderno
El caso de Matheka reabre un debate que lleva años dentro del atletismo: ¿hasta qué punto la tecnología en el calzado influye en el rendimiento?
Desde la llegada de las zapatillas con placa de carbono —popularizadas por Nike con las Vaporfly y Alphafly—, la frontera entre el talento humano y la innovación tecnológica se ha vuelto más difusa. Algunos récords mundiales y tiempos de maratón se han visto influenciados por estos avances, lo que llevó a la World Athletics a regular estrictamente las características y modelos permitidos.
Para los atletas profesionales, conocer al detalle la normativa del equipamiento es fundamental. Sin embargo, para quienes compiten fuera del circuito de élite, estos límites no siempre están tan claros. Lo sucedido con Matheka demuestra que incluso un pequeño descuido técnico puede tener grandes consecuencias deportivas y económicas.
Repercusiones en el mundo del running
El caso rápidamente generó comentarios entre entrenadores, corredores y marcas. Algunos señalaron que la norma debería ser más flexible para atletas que no reciben apoyo directo de grandes marcas, especialmente en maratones internacionales donde participan corredores independientes.
Otros, en cambio, defendieron la importancia de mantener una regulación clara para evitar ventajas injustas derivadas de la tecnología del calzado.
Mientras tanto, la historia de Paul Katisha Matheka se ha convertido en un símbolo de honestidad y deportividad, tanto por su conducta como por la reacción de Voltra.
Una lección más allá de la pista
Más allá del resultado final, esta historia deja una reflexión valiosa: en el deporte, el esfuerzo no siempre se mide en posiciones o medallas, sino en la integridad con la que se enfrenta cada reto.
Voltra perdió una clasificación, pero ganó el respeto de miles de aficionados al running. Y Paul Katisha Matheka, aunque descalificado, demostró que el espíritu del maratón va mucho más allá del cronómetro.





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